Se dice mucho acerca de los estereotipos que atraen a las personas. De como el físico muchas veces tiene más peso que los sentimientos y la personalidad.
En el mundo "gay", todo eso se eleva a la "N" potencia, donde la mayoría de las personas juzgan a un libro por su cubierta y no por el contenido. Lo sé porque yo solía ser así.
A pesar de que no me considero un galan que todo merece y que sé que no todos desean, tuve la "fortuna" de ser objeto de atracción de varios. Tuve el placer de involucrarme con ellos en "X" o "Y" sentido y de pertenecer en cuerpo y alma a unos cuantos. He amado y me he sentido amado por igual.
Algunos de ellos, el típico ejemplo de lo que todos desean, maniquíes salidos de un aparador de hermosura física que hacía a la mayoría voltear. De esos tipos que incluso aunque no lo quieras tu inconsciente presume cual premios valiosos que todos codician. Atractivos de pies a cabeza, con un cuerpo que yo en mil años quizá no sería capaz de lograr debido a la desidia que causa en mí pensar en el gym (lo sé, prometo anexar el gym a mi lista del proximo año nuevo). Personas que en cierto sentido han marcado mi vida, algunos para bien o para mal, pero que ahí estan.
De todos ellos, sólo puedo mencionar dos que junto con su atractivo físico, encontré un atractivo enorme en su interior. Personas que a pesar del físico eran más seres pensantes, sensibles e inteligibles que me cautivaron completamente.... Otros, simplemente mostraban su banalidad enfocada en su aspecto, su ropa y sus antros de moda.
Me he sumergido algún tiempo en la superficialidad, no lo niego. Y lo disfruté... tal cual uno disfruta de un viaje a un lugar que nunca más deseas visitar, porque no tiene lo suficiente para atraparte.
Ahora me he encontrado a mí mismo en un sentido de comodidad donde sinceramente, no me importa tanto lo que los demás digan. Visto aquello que me brinda comodidad, visito lugares que me hacen sentir en casa, si quiero me arreglo y si no tengo ganas, pues voy al trabajo en las fachas más aceptables posibles... y a veces sin peinar (cosa que antes era un pecado para mí, siempre procuré mi cabello con miles de productos).
Me siento cómodo y no por eso soy mediocre, más bien, me amo a mí mismo por quien soy. Algo que no muchas veces había sentido en esta medianamente corta vida que llevo y que en realidad me hace sentir en paz.
Mis gustos han cambiado. Y demasiado. Algunos me critican, algunos lo tachan... pero, a decir verdad, me siento contento. He sido atrapado sin esperarlo por una persona que no es siquiera un poco como aquellos con los que me he involucrado. Una persona en la que veo muchísimas virtudes, uno que otro defecto y una personalidad que me maravilla por los varios tonos que posee.
Y sí, no es lo que esperé algún día... Jamás lo será, porque se ha convertido en alguien que jamás soñé conocer, que me puede llenar hasta desbordarme y que realmente quiero tener a mi lado.
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