Hace unos días cumplí 27 años, y debo decir que en verdad me siento muy bien al tener esta edad.
Este año que comenzo con una gran pesadez fue aligerandose lentamente hasta llenarme de tranquilidad, alegría y estabilidad.
Me siento tranquilo, me siento completo en muchas partes de mi vida, mis amigos, mi trabajo, mis estudios y mi recien iniciada relación me dan una estabilidad que me hace sonreir.
Me siento bendecido.
Mis días han cambiado, me levanto pensando en los pendientes y en el trabajo, disfruto cada minuto del día y al final de este me siento productivo. Disfruto más de todo y me envuelvo en ese sentimiento, viviendo no por vivir, sino por el hecho de que es una experiencia maravillosa.
Veo que mucha gente que permanece o que estuvo en mi vida van creciendo, y me alegro. Y cuando miro hacia el pasado no lo hago con anhelo, sino con alegría de saber que he seguido avanzando, gracias al camino transitado.
La magia aparece no como un elemento utópico, sino como algo que uno crea en su propio contexto, combinado con terceros que te brindan su compañía incondicional para así lograr un nuevo misterio...
Así me siento a los 27, lleno de magia y de vida, lleno de cariño y de deseos, lleno de metas y de sueños que nunca dejarán de estar.
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