miércoles, 9 de marzo de 2011

Colbie llena mis oidos mientras me encuentro escribiendo esto. Sí, me encuentro melancólico, y deseando.
Deseaba encontrar un lugar a donde pertenecer, dentro de alguien, en cierto sentido a su tiempo y que se acoplara a las características de vida de ambos... Alguien con quién compartir.
Por lo menos, eso quería pensar, realmente lo que quería era estar con C., nuevamente.
Sí, parte de mí lo sigue esperando, aún sabiendo lo que muchas personas piensan, y parte de mí está consciente de que ya no es la misma persona, y que es imposible traerlo de vuelta. Pero ustedes saben, a veces uno la caga de manera épica y se encuentra con el arrepentimiento cada día. Pero de esto aprendemos.
Ayer, A. me llamó, después de más de un mes en el que pasó cierta situación excitantemente extraña entre nosotros, y tras la cual tuvimos una seria charla, a través de la cual asentamos las cosas tal cual eran y llegamos a una especie de pacto. El podría buscarme con "papelito en mano".
Pues bien, ayer vino con el mentado "papelito", firmado, entregado y todo. Era hombre libre, y venía dispuesto a ver qué pedo. y yo no sé ni qué pedo...
Hace 5 años, cuando anduvimos, hubo mucho sentimiento, pero también muchas cosas no agradables. Si bien entonces yo no me consideraba "fuera del closet", A. se encontraba en una caja fuerte, y sigue ahí. Nuestro mundo se centraba en recorrer la ciudad en su automovil y su departamento. No salidas, no comidas, no amigos, no nada. Alguien que se aferraba a vivir en secreto aquello que consideraba (y considera) como suyo y de unos pocos más. Cosas que no comprendía y aceptaba, pero que ahora, curiosamente, causan lo contrario.
Hay reglas que se deberán acatar, por parte de ambos, nos conocemos muy bien para andar con el jueguito de la conquista y todo el pedo, conoce mis secretos y conoce lo que siento, conozco sus miedos y sus aversiones.
Al final, creo que una triste y perra característica nos une. ¿bastará?



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