El mundo que se cierra....

Platicando ayer con mi hermana, me di cuenta que hay cosas que son inevitables y otras que son innecesarias. Actualmente ella y yo encontramos un soporte mutuo para poder encarar la tormenta venidera, y solo ella y yo podemos valorar las acciones que estamos tomando.
Ella es mi pilar mas fuerte y yo lo soy para ella. Ambos podemos comprender nuestros mutuos sentimientos y abrirnos cuando lo necesitamos.
Porque si me abro ante otras personas, se que la visión de las cosas que tienen son muy diferentes a las mías. Cada persona tiene su propia verdad y su propia historia. La variedad de eventos que transcurren en la vida de cada uno nos lleva a la persona que somos.
Quizá por eso es que a veces me siento ajeno a mucha gente. Sobreviviendo en un mundo donde todo es diferente y donde las cosas nos llevan a tomar decisiones que muchos no pueden entender. Las personas que me rodean no entienden mis acciones y a veces yo no entiendo las de ellos. Es una regla común en la vida de las personas.

Por eso es que buscamos personas afines y personas distintas. Hay cosas similares entre algunos y completamente opuestas en otros y es lo que lleva a la magia de la sociedad. Si fueramos iguales, todo sería una mierda.

Sin embargo, hay momentos en los que el vacio invade lo que me rodea. Una soledad indescriptible que palpita en mi mente y corazón. No siempre es mala, normalmente me permite reencontrarme conmigo mismo y analizar las cosas de manera más fria. Tambien me permite descansar del mundo a mi alrededor.

Soy muy empatico, demasiado para mi gusto. Casi siempre pienso en los demás antes de pensar en mí, a veces tirando a lo enfermizo. Y estos lapsos de vacio me permiten vaciarme de todo aquello que acumulo ante las circunstancias de personas en mi vida y situaciones que se mantienen durante mucho tiempo. Estos lapsos de vacio hacen que el mundo se cierre a mi alrededor.

Hoy, mi mundo esta cerrado para situaciones y relaciones personales complicadas e inciertas. Hoy me cierro ante el pasado para permitirme un lapso de egoísmo que todo el mundo necesita más de una vez.
Porque como el fenix, necesito renacer, sintiendo en mi alma el calor que me llene y que pueda desgastar en mí y en los demás. Tener fuerza suficiente para mantenerme... y superar...