domingo, 28 de junio de 2009

Ella y él. (FdT parte 1)

El esperó una manaña fria para decirle la verdad. Con la mirada hacia el piso, describió cada una de sus razones que lo llevaron a tomar esa decisión.
Ella, con el corazón palpitando a mil y un frio gélido recorriendo su cuerpo. Lo miraba, buscaba sus ojos pero ellos no la miraban. Escuchó y escuchó, como si de un monólogo irreal y sin sentido se tratase.
Él lo anunció, se iba de casa. Se despedía de 32 años de vida juntos para así comenzar una nueva vida al lado de aquella que fue, más de 20 años atrás, una de sus estudiantes en los primeros años de enseñanza. Aquella que le ofrecía juventud que no regresa, sumisión y una completa atención hacia su persona. Aquella con la que el podía sentirse amo y señor, y no un simple compañero de vida.
Pero ella finalmente habló. Las palabras fueron vomitadas no solo por su mente, sino por su corazón y sus recuerdos, por su vida juntos y por lo que se habían prometido en aquella pequeña iglesia de color rosado. Le prohibió dejarla y dejar aquellos treinta y dos años juntos. Furiosa, le dijo que jamás le dejaría partir, pues le amaba con toda la intensidad con la que ese día aceptaron su promesa de un amor eterno frente al altar. Tenía que dejar a Aquella, y quería escuchar su nombre para poder ir a buscarla y golpearla hasta la muerte. Aquella que se atrevió a quitarle lo más valioso que poseía desde 32 años atrás. Aquella que probablemente conocía, y que sin saberlo habían cruzado más que un hola y un adiós al encontrarse frente a frente.
Y Él no supo que hacer. No supo si debía marcharse o quedarse como Ella se lo exígia. No esperaba una respuesta así. No esperaba que ella decidiera a luchar por la persona que ama y mucho menos que ella estuviera dispuesta a dejar atrás este asunto de deslealtad e infidelidad. Creía, como todos, que ella reaccionaría sacandolo de su vida por aquella alta traición. Un método fácil, rápido y doloroso con él cual comenzaría su nueva vida dejando lo viejo de lado.
"Hasta que la muerte nos separe", mencionó ella con labios temblorosos, "Ese fue el juramento que nos hicimos y es la única forma de que esto se termine."
Y se quedó ahi, mientras ella salía de la habitación, para asear aquella casa que los dos habían construido, para ir al mercado y comprar los alimentos del día y para asistir al cementerio a dejar flores a los padres de ambos, como cada semana lo hacía.
Y fue ahí donde las lagrimas empezaron a brotar, frente a aquella tumba repleta de casablancas y rosas rojas y blancas. Fue ahí donde ella sintió el miedo de enfrentar la realidad.
Sus labios no quisieron probar bocado aquella tarde. Sus ojos hinchados querían ocultarse para que su familia no notara lo que estaba ocurriendo en su interior.
Y lloró durante horas, mientras él no estaba en casa. Lloró y siguió llorando dejando fluir sus sentimientos en esas lagrimas que no pueden parar. Porque tiene miedo a enfrentar aquello que su padre le había vaticinado: "Sola estás, y sola te quedarás", tiene miedo a quedar sin nadie que la ame, que la entienda y la comprenda.

Y yo, mirándola le prometo que no estará sola nunca más...

3 comentarios:

Jourge dijo...

Que fortaleza para escribirlo...

Ánimo amigo!
Que aún tienes mucho de vida!

Angry Kitten dijo...

Admirable cuanto amor hay en su corazòn, cuanta fuerza! Te tiene a ti y jamàs estarà sola mon amour, ademàs por lo que he leìdo su espìritu es inquebrantable y ... el se lo pierde.

Dave Álvarez dijo...

Beautiful, I'm speechless. Te mando un abrazo.