martes, 2 de diciembre de 2008

Junjou Uncertain (VII)

**VI**
"algunos años tienen el mejor final"

Para Seishiro, la historia que comenzaba con Subaru era algo maravilloso. Podía sentirse vivo y pleno de vida. Ese día era fin de año y había decidido hacer algo especial con él para recordarlo siempre.

Le invito a un pequeño viaje. Decidió que era un buen momento para visitar aquel viejo pueblo lleno de magia donde se podían escalar las montañas. Subieron hasta uno de los riscos con mejor vista y pasaron la tarde hablando. Fue un momento mágico donde todo se situaba bajo sus pies.

- Te quiero! - dijo Subaru de pronto. Mientras veían como el sol se iba ocultando.
- Yo tambien - respondió seishiro, tomandolo suavemente entre sus brazos y buscando sus labios.
Este sería su primer beso. Su primer beso real.

Días antes lo había besado con ternura en aquel viejo jardín. Lo abrazó por horas y finalmente lo beso. El contacto con sus labios fue magico y tierno. Sin embargo, este nuevo beso tuvo algo que no tuvo el otro, el amor que ambos comenzaban a tenerse, aún si ninguno de los dos lo decía abiertamente. Solo admitían el cariño que crecía a cada instante.

Pero ahora, todo era diferente. El mundo se detenía ante ellos sin que nada se interpusiera. No existía nada más que ellos dos.

Se miraban tiernamente, se abrazaban y se besaban con calma, sin prisa. El mundo ahora era para ellos solamente. No querían partir de ahí y el tiempo no importaba nunca más, solo querían estar así, juntos, por siempre.

Sin embargo, la noche comenzaba a caer rodeando con oscuridad el lugar. Se dieron cuenta que era peligroso regresar más tarde al pueblo y decidieron bajar. Lo hicieron lentamente, tomados de la mano, para que no ocurriera ningun accidente. Era la excusa perfecta para sentirse más únido a él.

Seishiro sintió el toque suave de la palma de la mano de Subaru abrazando la suya. Fue una sensación calida, ambos se protegían, ambos se cuidaban. Ambos se sentían felices de estar ahí.

Al final ambos se despidieron y partieron a sus respectivos hogares, era la noche de año nuevo y ambos debían estar con sus respectivas familias. Sin embargo, esa noche, mientras las campanas anunciaban el inicio de una nueva época, bendijo por primera vez el estar vivo y agradeció a Dios por encontrar a alguien como Subaru, por encontrar a alguien que podía amar sin limitarse.

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